jueves, 26 de noviembre de 2015

LOS PICAPIEDRA

Pedro, era el típico ejemplo del prehistórico hillbilly neandertal, de esos que en el cuartenario abundaban en el mundo, un tipo buenote, renegón, torpe, pero, esas son sus virtudes, sus defectos eran; ser un rústico, hortera, se atiborraba de “Brontohamburgesas” que en esos días era el epítome de la más grasosa y nociva comida chatarra que iba proliferando por cada esquina, y que ya entonces, y ni que decir ahora, en el colmo de la petulancia de las masas había logrado el estatus de culto que mantiene.
Pedro era un verdadero afortunado, un sujeto que sin haberse esforzado en nada en la vida tenía todas las cosas que a los que se matan estudiando y luchando por el bien les son esquivas, a lo único que había aspirado en la vida era a ser obrero de construcción y manejar una Dinogrua (aspiración tecnológica máxima de los neandertales campiranos) sin embargo y sin ser nada guapo, tenía una tremenda casa con todas las comodidades, se había casado con un bellezón más linda que la Venus de Willendorf, una chica de clase alta, una princesa pre Disney, una hidalga, pero no de estas épocas emergentes, no, de la prehistoria ¿te imaginas? Allí si que era cuando el que era, era.
Pedro, incluso tenía sus primos campiranos pobres, y hasta un tío ganadero millonario de provincias, mientras que Vilma tenía a sus padres millonarios de los altos círculos, y sobre todo a la mamá de Vilma, la cual odiaba a Pedro, pero nada podía hacer ya que Pedro era tan incompetente que ni tenía la culpa, fue Vilma la que se enamoró de él, Pedro no tenía la culpa de tener ese imán tan poderoso para la buena suerte.
Pedro Picapiedra, hasta su nombre era adecuado (Flintstone, o Pedernal, en la versión original) era una piedra fea y sin brillo, pero era flamígero, de choque y roce, ígneo, conservador de una energía contenida, lo que no se ve especial a simple vista pero tiene contenido, pero aun así en la cantera que era su centro laboral tenía todo lo que un hombre cavernario puede desear, era como Homer Simpson que tenía todo sin desear nada y sobre todo sin ser muy trabajador, buen empleado, muy puntual (llegaba siempre con las justas) y mucho menos un adulador de su distinguido jefe, sin embargo, tenía todo y de lo mejor, a despecho de los pocos Frank Grimes que por quien sabe qué razón, seguro el Karma, todo les cuesta mil veces más esfuerzo, ante cualquier meta aparece un muro casi infranqueable, lo más sencillo parece que se aleja de sus manos, luchan por todo y obtienen poco, pero menos aun la felicidad y el reconocimiento de sus compañeros en su centro de trabajo post glacial.
El señor Rajuela era en esas aventuras, para Pedrito y para todo su artesonado ideológico, la imagen misma del abuso capitalista, era la imagen del abuso o del orden enemigo del desorden, el adelantado enemigo del no adelantado que teme ese nuevo orden, el Flanders mesclado con Saurón ¿Cómo es posible? El Señor Rajuela era el mejor jefe del mundo, en la vida real los jefes tratan de abusar de los empleados, pero el señor rajuelita era un aristócrata que siempre era decepcionado por el metepata de Pedro, y que, haciendo uso de la más sacrosanta piedad cristiana en pro de los neandertales, le perdonaba compulsivamente y le mantenía en su bien pagado puesto, todo un hombre sabio y santo.
Pero claro, tal como pasa con Homero Simpson, para Pedro, el señor Rajuela, y todo lo que significaba; la cultura, la finura, la bondad, en pocas palabras, esa aptitud evolucionada, ese perfeccionamiento, le era incomprensible, extraño, pero no solo le era odiado por ser lo opuesto, sino porque esa actitud que el no podía manejar, era para el, de manera inconsciente, el preámbulo de un mundo futuro, futurista y desarrollado, opuesto y un nuevo orden que le desplazaría y por tanto amenazador, enemigo, y promovía su olvido, y por tanto, el señor Rajuela era víctima de sus diatribas, de su lucha ideológica, panfletaria, difamadora, y había empapelado imaginariamente a toda Piedradura de denuestos injustos contra ese commendatore, ese caballero del progreso, loas reivindicadoras al señor Rajuela, pocos ya como el.
Pedrito tenía tanta suerte que hasta tenía a los mejores vecinos del mundo, pudo haberse mudado al lado de alguien como el mismo, pero no, afortunadísimo como era, tenía como vecino al hermoso Pablito y a la preciosísima Betty, esos si que eran vecinos extraordinarios, Pablo (que lindo tipo) era la representación misma del ciudadano antiguo de vieja adarga, el tecnócrata clasemediero de clase media no emergente, si bien Pedro, migrante del campo a la ciudad, tenía como superiores a la clase alta, tenía como vecino al representante de los ciudadanos antiguos de Piedradura, a los representantes de esa clase media, pero no la clase media obrera emergente de la edad de piedra a la que pertenecía Pedro (que emulaba a esa clase media obrera emergente de Estados Unidos que se dio entre los años 50 y 60 por el beneficioso boom económico de la post guerra) sino a la verdadera clase media tradicional, la clase media de linaje, la clase media de viejo cuño, la que estaba acostumbrada a serlo por generaciones consecutivas desde antaño en las Viejas Ciudades, y Pablo, tal cual, venía con sus adecuados particulares y modos; gente sosegada, gente de estudio, gente con hobbies, recordamos siempre al lindo Pablito abocado a sus hobbies e inventos como buen chico de buena crianza, por tanto los mármol representaban, eso, el apellido era "Mármol" el mármol, la gloria, los ciudadanos “decentes” sin malicia, los que no sufrieron como los Picapiedra, que eran incandescentes, sino que los mármol eran benevolentes y de sangre dulce, y siempre bonachones, se sonreían y perdonaban todas las barbaridades bárbaras cuaternarias de Pedro.

Luego están, los que nunca faltan en los dibujos, los conocidos como; “los demás” pero de ellos, hablaremos en otra ocasión.

martes, 17 de noviembre de 2015

FRANK, FRANKIE, GRAMITO

FRANK, FRANKIE, GRAMITO


“El enemigo de Homero” es uno de los capítulos más increíbles, intelectuales, geniales, memorables y entrañables de la serie de televisión estadounidense Los Simpsons. La serie Los Simpson, analiza la sociedad gringa, claro, cual más, si esa es la que conocen los creadores de la serie, son norteamericanos ¿Cuál sino van a analizar? ¿La sociedad china? ¿Acaso vivieron en China? Pero Los Simpson analizan la sociedad estadounidense, pero lo que en ella se ve, puede aplicarse a cualquier sociedad o ciudad del mundo, y sus personajes son idénticos a los de cualquier lugar, por ello son universales

A propósito, una de las críticas más idiotas que he oído en mi vida es esa peruanada digna de Carlín de “Esa es la sociedad gringa” ¿acaso hay en los Simpsons algo que sea diferente a Lima? ¿Qué? Porque yo no puedo verlo, no hay nada en esa serie que nos sea ajeno y que no podamos aplicarlo a nuestra realidad local o a la de cualquier ciudad del mundo occidental, al menos, si es así, avísenme, porque yo no veo nada de eso

Bueno, volviendo a nuestro tema “El enemigo de Homero” en este capítulo de especial recordación, diría que inmortal, aparece el ínclito Frank Grimes, un hombre bueno y de buenas intenciones, alguien que se sobrepone a todos los más grandes problemas y sale adelante, un verdadero héroe digno de Marvel, se sacrifica por lo correcto de manera natural a pesar que nadie se lo enseñó, es el hombre superior así como el héroe Andrew Dufresne de The Shawshank Redeption, que aunque esté en una cloaca del mal se sobrepone y con un martillito de juguete destruye la más enorme prisión donde reina el mal en su sentido más medieval

Frank Grimes es ganador por lo que hizo ya en su vida y no hay duda, ya es superior a Homero y nunca dejará de serlo aunque no haga nada más ya, no tiene porque pensar en Homero, no está a su altura, sin embargo, el poder omnímodo de hoy, simbolizado por el mefistofélico señor Burns, no le da el pago merecido, pago que en el pasado glorioso, sanguinario, si se le dio a los grandes hombres, por ejemplo con Aquiles, aunque era enemigo y odiado y despreciado por el gran Agamenón, ocupaba el lugar de honor que merecía por sus méritos, pero en esta época, más mezquina que todas, un gran guerrero como Frank Grimes, era ignorado, inadvertido por el poder

Es que, si, definitivamente, lo más laborioso, nunca paga, lo que más vale no es lo que gana más recompensa, noooo, nunca, sería lo raro que eso pasase, y lo raro del capítulo es que en toda su vida Frank solo encontrase un solo sujeto con las características de Homero Simpson, esa es la verdadera parte increíble, pues si lo que abundan son los Homeros ¿acaso por cada Frankie hay un Homero? Nooo, por cada Frankie hay 200 Homeros, o mil Homeros, por todos lados, el mundo lo heredaron los Homeros, al menos yo, cada día veo Homeros por todos lados, con camionetones 4x4, con esposas bellas, con amigos y parrilladas ¿acaso lo merecen? No lo se ni me interesa ¿Por qué los guionistas de ese capítulo hacían que Frank se desgañitara por la suerte inocente del buen Homerito?

Pareciese quedar una moraleja, algo así como “para triunfar no solo hay que ser inteligente sino amiguero” o algunas de esas simplonadas con las que las mentes atrofiadas leen las cosas, que tratan de decir una cosa y ellos entienden otra, porque lo más cierto del mundo es que cada quien entiende lo que pasa según lo que tiene adentro y lo que consciente o inconscientemente le conviene

Sin embargo queda otro tufillo de lección equívoca, así como que no hay que ser muy estudioso sino vivo, o hay que tener “otro tipo de inteligencia” o demás basura que le meten los diarios baratos a la gente, también, ante el hecho que Frank simplemente murió y se fue al cementerio con toda su sabiduría y valores a la tumba, queda flotando la idea o la segunda moraleja de que “No hay que esforzarse tanto y hay que divertirse porque la vida es una” esto es ya lo más increíble que los Homeros entenderán del capítulo (si no te digo que el mundo está lleno de Homeros)

Porque en verdad, si Frank se la pasó estudiando o si no se fue de fiestas a cada rato, en verdad, es que simplemente esa era su naturaleza, quienes son burros y se van siempre de fiestas, verán este capítulo y entenderán la lección de esa manera “Vaya, este capítulo me ha abierto los ojos, este capítulo me ha enseñado que me estoy quedando sin bailar, debo fiestear más, la vida es una” y toman su chamarra y salen a la calle corriendo, pues cada quien ve lo que quiere ver; ellos ya son así, y el capítulo solo refuerza sus ideas.

En verdad lo extraño del capítulo es que Frank tuviera ese carácter alterado, siendo un hombre reflexivo y de estudio, un hombre de carácter superior que ya había ganado mil batallas mil veces superiores en su vida que oponerse a Homero, y desde la más tierna y precoz edad, por ello, parece que ese carácter anterior de toda su vida no fuese el mismo que el que desarrollo ante la presencia de Homero, por un lado y por otro, que se crispase tanto por la vida de Homero ¿la explicación? No la hay, simplemente creo que eso es falso e imposible, entonces ¿Por qué aparece así? He allí el quid

Porque definitivamente Frank era así por su propia naturaleza, pues el capítulo parece querer enseñarnos que aunque uno se esfuerce en lo correcto no recibe la recompensa, pero creo que Frankie era lo suficientemente inteligente para lograr mucho más que Homero, mucho antes y de manera mucho más fácil, lo que sucede es que el capítulo parece indicar que en una sociedad como la estadounidense o como en todo el mundo actual, se nos enseña que el esfuerzo se hace para tener el justo pago de cosas materiales, cosas que Frankie no tiene.

Por ello, lo que en definitiva y en conclusión cuenta el capítulo no es que los tontos y flojos como Homero le quitan los bienes a los inteligentes y laboriosos como Frank, sino que los valores del mundo de hoy, del sistema de hoy, le quitan el orgullo propio a los grandes hombres, que el sistema de hoy hace humillarse y hace comportarse como tonto a los héroes más hermosos como era Frank Grimes, que se me hace como Aquiles y como Alejandro, que no luchan por un bien material sino por bienes superiores, pero Frank cae, se doble, se humilla, se quiebra ante el sistema, se desespera, se irrita, pierde su condición cool de hombre espartano, la que mantuvo toda su vida desde la más tierna infancia y la que le llevó a al éxito, la pierde pues la tenía, sin duda, como puede verse en el resumen inicial.


Por ello, de lo que trata en verdad el capítulo, no es del tema de que hay que ser menos listo y más inmediatista, como Homero, ni de que hay que vivir la vida pues de que vale tanto estudio si al final uno se muere, no es del Carpe Diem, pues ¿acaso Frank no vivió y uso bien su tiempo? diría que si, sin embargo, de lo que trata el capítulo es de que el mundo de hoy es más mediocre que nunca y ni siquiera le paga excelentemente a los que merecen el mérito, el mundo de hoy es tan absurdo que ni siquiera engríe e sus élites, pues siempre en el mundo se quejaron todos que los poderosos solo trataban bien a la élite y no a la masa, pero eso era mejor, y hasta lo natural, pues en el mundo actual, rehén de artificialidad, antinaturalidad y anti darwiniano, se trata bien a la masa y no a las élites, y sobre todo, jamás como hoy se premia el gusto popular por la chacota (si no, miren la televisión de hoy) pues a diferencia del mundo clásico, el injusto mundo clásico, creo que en la mayoría de virtudes, ser mejor no vale mucho hoy, jamás ganaron más los mediocres que hoy, si se fijan, jamás valió menos ser mejor, lo que gana un excelente, hoy, es igual o menos que un cualquiera, y sin contar la gente que es famosísima y millonaria sin ningún talento, e incluso los famosillos que dan la vuelta al mundo en la televisión reinante siendo focos de la practica, hace unas décadas vigente, de los 15 minutos de fama.

Pero lo curioso es que, salvo el resumen inicial, en todo el capítulo no se menciona la culpa del señor Burns, verdadero culpable de todo y no Homero ni sus amigos, y es que si el señor Burns le hubiese premiado inicialmente, como se merecía, y de haber sido Frank Gerente General, ni siquiera se hubiese topado con ellos, ni con sus cotorreos, y lo más curioso, es que en todo la batahola general, ni se le menciona al señor Burns, desde luego, el es quien maneja todo, con solo una llamada... ¡excelente! cacle, cacle, cacle.

HANNA BARBERA

HANNA BARBERA


Cuando yo era niño, creía que Hanna Barbera era una gringaza anglosajona, que se vestía con unos shorts de jean recortados y con su pelo largo medio hippie super rubio caído sobre sus hombros pecositos, que tomaba sol en bikini en las playas de Miami, pero, lo que más me impresionaba era pensar, como esa mamachiiiita hermosísima valkiria rubia como el sol, a tan corta edad, podía haber fundado una compañía de hiciese tantos dibujos animados y sobre todo, como había creado con su propia pluma e ingenio toda esa retahíla o ristra de personajes y personajillos, paisajes, ambientes, situaciones, escenarios y diálogos, que se veían desde antes de que yo naciese, que así como Mickey había copado el negocio del cine y los parques de atracciones, Hanna se había apropiado del negocio de la televisión.
Me la imaginaba en los estudios de su propiedad dirigiendo su negocio entre señores muy sesudos, en camisa y laboriosos, sin duda era la combinación perfecta de belleza pura y de inteligencia y cultura, un éxito (pucha, era casi como Penélope Glamour – en ingles Penelope Pitstop – y sus dibujantes se me hacían como los siete enanos de esa serie).
Pasaron no muchos años, y cuando yo tendría 10 u 11 años, me enteré que Hanna Barbera eran los apellidos de Willian Hanna y Joseph Barbera, ¡eran señores! A la sazón, ya en esos años eran dos viejitos risueños que parecían todo lo opuesto a la bien nutrida Hanna de mis fantasías inocentes, pero (¿¿¿???) que decepción, igual que todo lo que vendría después en la mayoría de cosas que uno imagina, y no es como uno creía. Es como los mismos dibujos animados, dibujos aniñados diría, donde se ve todo como un mundo divertido en el que vale pena vivir, pero que no son para nada como la vida real… bueno, es así, ya está, estaba todo bien, con Mickey y Hanna, hasta que en esos días llegaron por estos lugares, a través del mar frío y verde más grande del mundo, nadando desde el otro lado del Océano Pacífico... si, ¡los Kaijus, y arrasaron con Titeretambo!.